La muerte cruel de Alejandro Ochoa. El forense confirmó que tenía heridas en el cuerpo y la cabeza tapada
El hallazgo ya provocó una conmoción nacional. El cadáver estaba en un campo distante a unos 3 kilómetros de la plaza principal de Cortaderas. En la noche del Viernes Santo, el pueblo se convocó en una manifestación frente a la Comisaría: pidieron justicia y cuestionaron la investigación.
A unos 2 kilómetros del ingreso a Cortaderas y Villa Elena (por la Ruta N°1), donde varios días familiares, amigos y vecinos de Jesús Alejandro Ochoa se manifestaron para que las autoridades lo buscaran, estaba el Viernes Santo el cuerpo sin vida.
Fue hallado al mediodía. Y no se sabe hasta el momento si fue durante un rastrillaje o porque lugareños advirtieron “un fuerte olor”, como trascendió esta tarde.
El cuerpo de Ochoa estaba adentro de una propiedad en construcción (donde se había instalado un quincho), en la zona denominada El Adobe, a unos 500 metros de la ruta (hacia el oeste) por un camino vecinal. Entre Los Molles y Cortaderas.
La jueza Patricia Besso llegó cerca de las 18 al lugar y alrededor de las 20 ordenó el levantamiento del cadáver y el traslado a Concarán.
Por la noche, la Justicia confirmó que la familia de Ochoa fue citada para este sábado a las 8:30, para que se concrete el reconocimiento del cuerpo. La autopsia se hará más tarde en Villa Mercedes.
El médico forense, Gustavo Lafourcade confirmó que el cuerpo encontrado estaba en avanzado estado de descomposición, a la intemperie y que presentaba heridas en varias partes del cuerpo. “Tenía la cabeza cubierta con una bermuda de jeans. Ahora me iré a verlo en detalle”, sostuvo en declaraciones a la prensa. Y advirtió que llevaba “varios” días fallecido, entre cuatro o cinco, posiblemente en el mismo lugar.
“Bebo” estaba amordazado y una de las heridas (punzante) las presenta en el cuello. Llevaba 6 días desaparecidos, y su familia había denunciado que fue secuestrado el sábado pasado, en horas de la tarde. Dos testimonios declararon que vieron cómo dos sujetos encapuchados y con armas se lo llevaron de su casa.
Por otra parte, uno de los abogados de la familia, Iván Coria confirmó que tanto las prendas de vestir, los tatuajes y tobilleras llevaron a indicar que ese hombre era Ochoa.
Cuando el viernes terminaba se realizaron fuertes reclamos en la puerta de la Subcomisaría N° 22 que se fue vallada y fuertemente custodiada por efectivos del COAR. Los amigos de Ochoa cuestionaron la investigación y pidieron justicia. Se quemaron neumáticos y los gritos en contra de la fuerza de seguridad retumbaron en todo el pueblo.